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20 febrero 2007

Día Mundial Sin Prisa

Cuidado con el funcionamiento rutinario

Podría pensarse que sé de lo que voy a hablar en cada momento. Como en este momento. Que está todo planificado. En cambio, para los "libetistas", si se confirma, resulta que somos conscientes de lo que vamos a hacer casi un segundo después de que la orden de hacerlo parta del cerebro. ¿No tenemos muchas veces la sensación de que hacemos las cosas sin darnos cuenta? ;-))

Puede que nosotros, nuestros sentidos, sólo sirvan de retroalimentación; por eso ocurren cosas tan curiosas como en el experimento de la bañera: el investigador John Lilly fabricó una especie de bañera con agua a temperatura corporal, en la que, sumergido en la oscuridad, con dispositivos para evitar el contacto en brazos y piernas, al cabo de un cierto tiempo, provocaba alucinaciones. Parecidos síntomas se han contado en situaciones físicas extremas; por esfuerzo físico o mental, en montañeros, marineros, ...y hasta "enduristas", aunque ya no se acuerden ... (:-)) en situación de aislamiento: tienen alucinaciones, se altera extraordinariamente su estado de percepción.

Al parecer, de nuestros movimientos, se manda una copia al sistema motor y otra a alguna parte del cerebro (qué "funcionarializados" estamos!), que compara la orden original con el resultado del movimiento efectivamente realizado (podían tomar nota los del "dakar"!!) y así corregir en consecuencia. Además, basta con que imaginemos o veamos una acción para que se pongan en marcha parecidos mecanismos en el cerebro que si lo hiciéramos realmente.

Quizá por eso, si no devolvemos ninguna señal de vuelta, nuestro estado de percepción se vuelva completamente loco. Podríamos llevar al límite la idea del Día Mundial Sin Prisa. Podríamos declarar hoy Día Internacional de No Sentir Nada: por ejemplo, propongo mojar unas soletillas en aromático café natural arábica con ron de caña, añadirle una cremosa masa batida de queso mascarpone, yema cruda de huevo, clara a punto de nieve y nata batida y espolvorearlo con negro cacao 101% natural; nos comeremos un tazón hasta arriba, eso sí, despacio, e intentaremos que nuestro organismo ni se entere. ¡A ver si hay!

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